3/5/09

¡OH CAPITÁN, MI CAPITÁN!

El fútbol es un deporte. Como lo es el bádminton. La importancia de un deporte en la sociedad se mide por su número de aficionados. Al bádminton sólo jugamos cuando estamos en el instituto y en educación física tocan los deportes de raqueta. En cambio, el futbol es un pilar importantísimo de esta sociedad, da a la gente motivos para celebrar unos logros que ellos no han conseguido.

¿Por qué esta intro filosófica? Porque en este post no voy a hablar de fútbol. Porque ayer vimos algo mucho más importante que el fútbol, mucho más profundo, mucho más bello. El fútbol es un deporte al que la sociedad ha dado una importancia que probablemente no merezca. El fútbol puede ser bello, puede convertirse en arte, puedes jugar más bonito o más feo, puede ser divertido, emocionante, puede mover mucho dinero... pero sólo es un deporte. Ayer pensábamos que íbamos a ver un partido de fútbol. 11 contra 11. Pero resultó que vivimos uno de esos momentos que están por encima del fútbol en sí, que sólo pasan una vez cada década, pero que sólo un deporte con una masa social como el fútbol puede llegar a propiciar.

No voy a hablar de chorreos. El chorreo estuvo ahí, igual que lo estuvo contra el Baryern, contra el Lyon, contra el Málaga o contra el Sporting. Eso ya no es noticia. El objetivo de los ejércitos que saltaron ayer al Bernabéu no era perforar la portería del rival más veces que el adversario. Era en realidad el enfrentamiento final entre dos ideologías, dos maneras de entender la vida, dos formas de hacer las cosas. La humildad contra la prepotencia. El "seny" contra el canguelo, los cojones, y demás propaganda fascistoide. El talento contra la chorra. El trabajo y el esfuerzo contra las patadas y la soberbia. Y hubo un claro vencedor.

El gesto de Puyol, hombre de la Catalunya profunda, besando el brazalete en el Bernabéu... yo éso lo había soñado. Ese gesto es épico, no solo por el "ZAS! EN TODA LA BOCA!" que significaba a causa del gol, sino por lo que representa simbólicamente. Nunca un beso a un cacho de trapo había significado tanto en el mundo del fútbol. Es el fin de un ciclo, de una ideología basada en la prepotencia. Muchos millones de personas de este país de mierda en el que hemos tenido la desgracia de nacer aprendieron que, algunas veces en la historia, la justicia no es ciega, y el ganador es el que más trabaja, el que más se esfuerza, independientemente del color de su camiseta y de las Copas de Europa que lleve a sus espaldas. Ese gesto del capitán trasciende lo deportivo y es un puñetazo sobre la mesa en la guerra de colores e ideologías que asola este país desde hace siglos.

Gracias, capitán, por ese gol y esa celebración. El partido podría haber acabado ahí, 1-2, y yo hoy estaría igual de eufórico. Podemos perder los 3 títulos, y yo estaría ya satisfecho. Ayer no ganamos 3 puntos. Ayer se ganó "algo" immaterial, algo que nunca se podrá exhibir físicamente en la vitrina del Estadi, pero que está muy por encima de cualquier trofeo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

OLE, OLE Y OLEEE!!! FORÇA BARÇA!!!

Dani dijo...

Saudos!

Nunca he sido muy seguidor del fútbol pero con este partido conseguí emocionarme y pasarlo en grande. Gran post!! Creo que refleja con exactitud todo lo que vivimos; yo no lo podría haber explicado mejor!!
Saludos

Alan dijo...

Joe que palabras mas bien escritas! jajaja

Bueno, que decir que me ecantó compartir este momento con todos vosotros! jajaj Pues creo que tardaremos en saltar como lo hcimos!!

Ah no, que con lo puto gusiluz saltamos mucho mas alto el miercoles! jajaja

En fin, Visca el Barça!!

Alan

Anónimo dijo...

¡¡¡¡Pura poesía!!!

Laura